La práctica interna tiene como fundamento la particularización de la cognición. Particularizar es definir claramente la distancia entre el perceptor y lo percibido.
Cuando la cognición interna es correcta y eficiente, los objetos se ven a la distancia del perceptor; porque la cognición se particulariza.
Si ustedes están pegados a los pensamientos, a los objetos de percepción, quiere decir que se están convirtiendo en lo que piensan y aparece la identificabilidad; y por ahí no es.
La particularización crea sensación de espacio, de distancia interna, psicológica, por supuesto.
A nivel externo la sensación es física, no hay distancia con los objetos, pero adentro la particularización hace que ustedes estén quietos y lo que noten es la vacuidad a cierta distancia y el perceptor está atrás.
Esa distancia interior es lo que promueve la particularización. Entonces, desde atrás se puede observar la ausencia de mi propia historia, porque al no estar pensando lo que se percibe es la ausencia de mi propia historia; soy consciente de la existencia de la ausencia de mi propia historia.
Cuando una persona está allí sentada y se da cuenta, se corta el entramado de los contenidos mentales. En ocasiones se logra la distancia y la mayoría de las veces no se logra la distancia.
La percepción interior de totalización tiene que acompañarse con la sorpresa, con la novedad del Presente. Cuando se hace de forma clara y estable desaparece la sensación de distanciamiento. Esa sensación de distanciamiento es la que se aprovecha después para que el perceptor se vuelque sobre sí mismo y emerjamos en la No-dualidad. Y mientras tanto lo que aparece sería Concentración interior, la vacuidad.
Si hay sensación de distancia con la ausencia de mis propios contenidos mentales, vamos en dirección correcta. Pero si el vacío está ahí pegado, pegado, pegado y aparecen los pensamientos, vamos mal. Por eso los budistas hablan, en sus prácticas algunas veces, de ver la distancia de las nubes que pasan.
Eso a nivel interior lo que converge es en la distancia interior que hay entre observador y observado. Esa distancia interior entre observador y observado hace que el observador claramente detecte su ausencia de historia. Luego la ausencia de historia desaparece y el observador se observa a sí mismo.
Y de esta manera la cognición se hace más eficiente. Es más eficiente esta cognición del observador sobre sí mismo como objeto de observación que observar la vacuidad a la distancia.
Pero más eficiente que esto es la proliferación de la No-dualidad en todas partes, en forma de Meditación No-dual. Esa es la cognición más eficiente que existe.
Así pues, en la práctica ¿qué es lo que se busca?, darnos cuenta. Esto y mantenernos, hasta que el perceptor claramente distinga la propia vacuidad.
Esta vacuidad no tiene fronteras, no tiene horizontes; es profundamente intensa, tiene una brutal inercia de permanencia.
Cuando se está así, los pensamientos vienen por delante. ¿Por qué? Porque los pensamientos se estructuran en la masa mental que ahora ya es ausente de historia. Empieza a aparecer la historia y entonces el pensamiento viene de frente. Cuando lo observan, otra vez queda la ausencia de historia.
Cuando están distraídos, los pensamientos vienen por cualquier lugar. Ustedes se ven sorprendidos, se ven asaltados por los pensamientos.
El lograr poder observar el mundo bajo esta directriz de particularizar la cognición, de crear distancia en el mundo interior entre observador y observado, nos lleva a que finalmente la Conciencia alojada en el observador se conozca a sí misma.
Entonces, ese es el vacío. Y aparece la planitud de universos, sin fronteras, sin límites, en donde el observador ya no está en ningún lugar del campo, antes, él estaba atrás. Ahora está en toda parte del campo.
